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Carla Linardi

ACUAPONÍA Dar el paso: animarse a empezar -Parte 1-

El primer paso siempre es el más difícil. A la complejidad de empezar algo nuevo se le suman los temores lógicos frente la incertidumbre que genera aquello que no conocemos. En estas breves líneas quiero darte información concreta para ayudar a organizarte y dar ese primer paso… Hoy entregaremos la primera parte de la nota y durante la semana compartiremos la continuación.


¿Cómo empezar? Te propongo la siguiente secuencia de tareas:

1. Infórmate y capacítate.

2. Formula tu plan de negocios.

3. Diseña tus instalaciones y su operación.

4. Construye tu establecimiento.

5. Inicia el sistema.

6. Produce y vende.

7. ¡Crece!


Veamos cada paso. Primero: capacitarte.

Estudia, aprende sobre el tema. Estudiar te permitirá verificar o corregir las ideas que traes, nosotros le llamamos “Salir de la burbuja”. Conocerás otros emprendedores, escucharás sus experiencias, obtendrás consejos y una red de productores que te ayudarán cuando surjan los problemas. Si bien es una buena idea contratar un especialista que te acompañe en los primeros pasos, estar bien capacitado te permitirá avanzar en los siguientes pasos sin depender tanto del conocimiento de los demás, y evaluar mejor los consejos que recibas. Por ejemplo, qué especies puedes cultivar más fácilmente en tu zona, qué dispositivos precisarás, en qué orden deben ir, etc. Un consejo: busca propuestas de formación brindadas por productores, que te permitan incluso realizar prácticas en instalaciones productivas.

Nuestra Escuela, hace un seguimiento y acompañamiento a los alumnos que lo requieren brindando apoyo posterior a la realización de la Diplomatura Universitaria Internacional On line.


Segundo: El plan de negocios.

Salvo que tu propósito sea recreativo, debes armar un plan de negocios. Lleva un tiempo, pero te ahorrará dinero y dolores de cabeza, no lo dudes. Esta herramienta te obligará a tomar decisiones y ponderar sus consecuencias en términos cuantitativos. Los números te ayudarán a comparar opciones más claramente y elegir mejor. Por ejemplo, deberás definir qué especie vas a cultivar. De ello desprenderás qué instalaciones, insumos y manejo requerirás, y cuánto costará. Luego pensarás cuántas unidades venderás, a quién, a qué precio y cuándo ingresará el dinero. Podrás resumir la información mediante indicadores financieros básicos como el VAN, la TIR, el ROI y el período de repago. Tu plan de negocios te ayudará a contar el proyecto a otras personas, escuchar consejos e incluso a solicitar financiamiento, sea mediante subsidios, préstamos o aportes de socios.


Tercero: Diseñar tus instalaciones.

Busca la tabla de crecimiento de la especie que has elegido cultivar. Allí encontrarás definiciones importantes como el tiempo que demanda alcanzar distintas tallas, cuánto alimento debes aportar, en qué momento, etc. Estructura tu sistema de producción acompañando con las instalaciones el crecimiento de los peces. Recuerda que “peces chicos deben ir en tanques chicos, peces medianos deben ir en tanques medianos y peces grandes deben ir en tanques grandes”. Esto significa que periódicamente deberás realizar biometrías, clasificaciones y traslados de peces entre los tanques. Busca una distribución de tanques y cañerías que facilite estas maniobras. ¿Cada cuánto tiempo se reproduce la especie que has elegido? ¿Vas a comprar ovas, alevines, o vas a ocuparte también de la reproducción en tu establecimiento? Piensa tu instalación como un tubo por el que ingresan las ovas o los alevines en un extremo, y salen los peces para comercializar por el otro. Todos los peces que estén en algún tramo de este tubo imaginario conformarán tu biomasa permanente. El volumen de agua y la cantidad de tanques de cultivo para cada etapa puedes calcularla definiendo la densidad que deseas para tu cultivo. Comienza con densidades bajas y una vez que te sientas seguro puedes incrementarlas hasta el riesgo que te resulte aceptable, de acuerdo con la tecnología que emplees. Recuerda que a mayor densidad, mayor rentabilidad y mayor riesgo. Considera si realizarás el sacrificio y la faena en tu establecimiento. En caso afirmativo no sólo requerirás instalaciones específicas y mano de obra especializada, sino también habilitaciones sanitarias. Si te encuentras cerca de tu mercado objetivo, un buen consejo es vender el pescado vivo: ahorrarás los costos de congelamiento y aumentarás el precio de tu producción. ¡Nada garantiza mejor la frescura de tus productos que verlos vivos!

Los problemas ocurren en toda producción y como es de esperarse, ocurrirán cuando menos te lo imaginas (ej. un sábado a medianoche, durante una tormenta). Planifica todas las situaciones que puedas y cúbrete con dispositivos redundantes y automáticos.


Continuará….


Alejandro de Marval

Docente de la Escuela de Acuicultura Productor Acuícola

info@productoracuicola.com.ar



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