Todos somos ya conscientes de la importancia que tiene cuidar el medioambiente para nuestras vidas y la de nuestra posteridad. Gracias al esfuerzo de diversos organismos científicos internacionales también hemos tomado consciencia del enorme daño que produce la pesca de arrastre tanto a las especies de peces como al ecosistema marítimo en el que habitan. Las redes de profundidad arrasan con todo a su paso, destruyendo bosques de algas, arrecifes coralinos, y depredando todo ser vivo que encuentre a su paso, aún aquellos que no despiertan interés comercial y son devueltos sin vida al mar para no ocupar lugar en las bodegas.
Aclaramos que no estamos en contra de la actividad pesquera. La pesca artesanal aporta alimentos y recursos en forma sustentable, en tanto respete los ciclos de las especies y acote su volumen de extracción dentro de parámetros sustentables.
La pesca industrial de arrastre supone un pensamiento lineal, a mayor escala mayor será el negocio. Por el contrario, la Naturaleza obra de un modo distinto, complejo, en sistemas que operan por sucesiones de equilibrios dinámicos entre las partes. Las interacciones entre los diversos organismos que componen un ecosistema son múltiples, y el cambio en uno de ellos altera la dinámica del conjunto. Depredar una especie impacta sobre el conjunto de las especies que conforman su medioambiente, generando desequilibrios dinámicos. A su vez, estos desequilibrios redundan en efectos sobre sistemas de mayor escala. La vida en nuestro planeta depende de un delicado equilibrio en el que la biodiversidad cumple un rol protagónico y circular. Basta pensar en las cadenas alimentarias, donde una especie se alimenta del eslabón previo y a su vez alimenta al siguiente. Respetar la biodiversidad deviene en un imperativo acuciante ante las sobradas evidencias de desequilibrios antropogénicos en nuestro planeta. La sobrepesca y la contaminación son ejemplos de actividades que atentan directamente sobre la biodiversidad y la sostenibilidad de la vida en la Tierra.
La acuicultura controlada produce peces en entornos terrestres, recirculando el agua. De ese modo aporta alimentos para la sociedad en forma ambientalmente sustentable, sin alterar el medioambiente pues no utiliza sustancias químicas, minimizando el consumo de agua, y sin agredir la biodiversidad por efecto de las fugas de especies depredadoras foráneas. Asimismo, las nuevas dietas basadas en proteínas de fuentes alternativas a las harinas de pescado resuelven una crítica de larga data para la actividad acuícola. Ya no es necesario pescar un pez para criar otro. Aun cuando sea en detrimento de la conversión, los productores ya cuentan con esta posibilidad que seguramente irá ganando en eficiencia, escala y rentabilidad.
Desde la Escuela de Acuicultura Productor Acuícola promovemos la reflexión sobre el cuidado del medioambiente. Nuestros alumnos aprenden las simbiosis entre organismos que permiten el desarrollo de los cultivos. Enseñamos los mecanismos bio-físico-químicos que interactúan en el maravilloso equilibrio que requiere la vida, e investigamos con el fin de innovar y ayudar al productor ante los nuevos desafíos que plantea la actividad, respetando y emulando los ciclos de la Naturaleza. Celebramos con estas breves reflexiones el Día internacional de la diversidad biológica.
Equipo de la Escuela de Acuicultura
"Productor Acuícola"
+549113732-7564
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